lunes, 28 de enero de 2013

RUTAS DE LA INFANCIA


 
El  ATLAS GEOGRAFICO MUNDIAL  DE BOLSILLO, editado en  Praga en 1963, fue el primer libro que  adquirí de niño.  Se lo compré a un vendedor   que  ofertaba  su mercancía  en  la entrada del Hospital La Benéfica, en la Calzada de Concha, en Luyanó.  Luego,  Higinio,   un  joven capitán de barco que visitaba a  mi  familia ,   me  contaba   con  el  Atlas   en  las     manos de  rutas trasatlánticas  y de lejanos puertos que encendían mi curiosidad.   También hablaba de  tormentas oceánicas  y de peces gigantescos. Con el tiempo,  aquel capitán de la Flota Cubana de Pesca desapareció de mi entorno. Y desaparecieron estados  como  la URSS, la  RDA y lo misma Checoslovaquia,  donde  imprimieron  los mapas especialmente para los cubanos.  El Atlas envejeció y el mundo se rejuveneció. Pero no  cambió   mi  nostalgia por las  clases de geografía  cuando Higinio me decía que el mundo cabía en un bolsillo.

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