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miércoles, 13 de febrero de 2013

LOS EDIFICIOS CUELLO DE CISNE DEL VEDADO.





Detrás de mis espaldas se levantan los edificios cuello cisne del  Vedado.  Desde una ventana como ésta  en el Hotel Nacional, Jean Paul Sartre contempló los rascacielos enanos del  Vedado cuando visitó la Isla  en 1960 invitado por Carlos Franqui. En uno de los reportajes que salieron de esa visita y que en el propio año 60 fueron recogidos en el libro SARTRE VISITA A CUBA (Ediciones R, 1960), Sartre escribió:
“Personalmente, me gustan los rascacielos: apreciados uno por uno, los del Vedado son bonitos. Pero los hay en todas partes y resultan un desorden de formas y colores. Cuando la mirada trata de unirlos, se le escapan: no hay unidad, cada uno vive por sí. Muchos son hoteles: el Habana Hilton, el Capri, Veinte más.
Es una carrera de pisos: Uno más! ¿Quién pone más? A los quince, el rascacielos es de bolsillo. Cada uno alarga el cuello para mirar el mar por encima del hombro de su vecino. Potente y desdeñoso, el Nacional vuelve  la espalda a esa agitación. Seis pisos y ni uno más: ése es su título de nobleza.”
Ésta  es solo  una mínima observación, sin trascendencia, en un montón de páginas  aguadas y lúcidas  sobre  nuestro país y la Revolución en 1960. Vale la pena volver  a la lectura del libro SARTRE VISITA A CUBA. 

sábado, 5 de junio de 2010

SILVIO RODRIGUEZ Y LA LITERATURA DE CIENCIA FICCION.

“El libro que me fanatizó fue La nebulosa de Andrómeda…”


Silvio Rodríguez poseía en los años ochenta una de las mejores bibliotecas de ciencia ficción de Cuba. El dato aparece en el libro Silvio: que levante la mano la guitarra, de Víctor Casaus y Luis Rogelio Nogueras, publicado por Letras Cubanas en La Habana en 1984.

Ese volumen, que ha tenido varias ediciones, abarca valoraciones sobre la nueva trova cubana , la trayectoria de Silvio entre 1949 y 1983, los textos de muchas de sus canciones, fotografías, una cronología del artista y una larga entrevista que trata de acercamos a su personalidad y a los rasgos de su mundo creativo.

Es de suponer que la biblioteca de ciencia ficción de Silvio Rodríguez sea en la actualidad tan buena como en la época en que se publicó este libro.

“Desde niño me atrae la literatura y el arte fantástico. También el género de horror. Creo que le debo tanto a Drácula, Buck Rogers y Peter Pan como a Sindo Garay, los Beatles y Beethoven. Y actualmente hay extraordinarios escritores de ciencia ficción, verdaderos artistas.

“El libro que me fanatizó fue La nebulosa de Andrómeda, del soviético Iván Efremov. Claro que antes había leído a Poe, Hoffman, Stevenson, Lovecraft, Verne, Conan Doyle, Wells y Burroughs. Por una edición que hizo la Revolución, a principios de los sesenta, descubrí a ese poeta que lleva por nombre Ray Bradbury –él me acabó de reclutar. Luego llegué al inestable y megalómano maestro Asimlov; admiré al impenitente y tierno idealista Clarke; zozobré sin remedio ante la dolorosa humanidad de Teodore Sturgeon”.

Silvio afirmaba que la literatura de ciencia ficción es un género duro, “sobre todo hoy, donde cada día la realidad amenaza con ridiculizar la fantasía. Es un género de profetas o parlanchines. Creo que por eso me gusta: porque lo valioso reluce con toda claridad sobre lo inútil”.

Los autores del volumen le hacen a Silvio esta pregunta clásica: Hay un diluvio, un naufragio, un desastre, un cataclismo, una invasión extraterrena, lo de siempre, y tú puedes salvar cinco canciones tuyas, cinco libros ajenos (además de este), cinco películas ¿Cuáles serían?

“Preferiría salvar vidas humanas a cualquier cosa inventada por el hombre. De no poder ser así, preferiría salvar objetos prácticamente útiles, en caso de desastre. Pero si tampoco pudiera ser así, quizás preferiría no salvar nada, porque creo que acabaría odiándolo todo, al quedarme tan solo. Aun así voy a tratar de contestar la pregunta.

“Mis canciones: La era está pariendo un corazón, Al final de este viaje, Te doy una canción, Playa Girón, Rabo de nube, Testamento, Unicornio.

“Los libros: Las mil y una noches; La edad de oro, de José Martí; Poemas humanos, de César Vallejo; Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez; El señor de los anillos, de J. R. Tolkien; El pequeño príncipe, de Antoine de Saint-Exupèry.

“Las películas: El gran dictador, de Charles Chaplin; Madre Juana de los Ángeles, de Jerzy Kawalerowiez; Solaris, de Andrei Tarkovski; Fantasía, de Walt Disney; El séptimo sello, de Ingmar Bergman.”

Estos son los libros, canciones y películas que Silvio Rodríguez hubiera salvado en 1984. Veintiséis años después, tal vez la selección no sea idéntica frente a un cataclismo o una invasión extraterrena. En cambio, me atrevo a opinar de que su respuesta de entonces a la la pregunta ¿para qué se canta? sería ahora la misma:

“Yo canto por goce y por conciencia. O sea, que disfruto cantando lo que invento. Incluso a veces me parece que vale la pena que cante a los demás algunas de las cosas que se me ocurren. Pero yo soy un hombre con su visión del mundo, un hombre que ha tomado partido. De lo que resulta que estoy invitando a todos a sumarse a mi bando, que es el bando de la Revolución y la belleza. ”


Imagen de la derecha: Afiche antológico de Alfredo Rostgaard,1967.

sábado, 13 de junio de 2009

LA HABANA, MANSIONES EN LA VEGETACION.

Por: Lázaro Sarmiento

Estas fotos son resultado de un recorrido con aire detectivesco por el reparto Cubanacán , antes Country Club, en La Habana. El objetivo de mi cámara era una de las mejores residencias construidas en este lugar de suaves colinas y exuberante vegetación: la mansión de Laura Gómez Tarafa, Chinie, quien fuera una de las herederas más ricas de Cuba.


Las casas de esta zona al oeste de La Habana fueron edificadas antes de 1959 por familias de la burguesía cubana que durante el siglo veinte se alejaron del centro de la capital. Después de la Revolución casi la totalidad de los dueños de los aristocráticos inmuebles abandonaron la Isla. Solo unas cuantas familias que vivían en el Country permanecieron aquí. En ese reducido número estaba Laura Gómez Tarafa, cuya vivienda en la actualidad tiene por vecinos varias sedes diplomáticas e instalaciones sociales.


En Los Propietarios de Cuba 1958 (Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006) Laura Gómez Tarafa figura como “propietaria en 1 ferrocarril, 1 fábrica de abono y varios inmuebles.” También socia propietaria de la Plaza del Vapor.

Chinie Tarafa fue entrevistada en el año 1994 por Marjorie Moore y Adrienne Hunter para el libro Siete mujeres y la Revolución Cubana (Ciencias Sociales, 2003). La obra recoge los testimonios de siete mujeres de la alta burguesía cubana que decidieron quedarse después del triunfo revolucionario, dando a conocer por qué tomaron esa decisión y otros aspectos de sus vidas.

“Lo que digo es que he vivido muy bien y, por lo tanto, ¿por qué ir a buscar cualquier cosa en otra parte. Cuando uno sale de su país, siempre es un extranjero.

“Este es mi país. Mi abuelo luchó por él y lo tenemos todo aquí. Así que, ¿por qué irme? ¿Por qué tenemos un Gobierno comunista? Lo respeto y eso es todo. Pero yo soy tan cubana como cualquier otra. Ese es mi sentimiento. ¿Por qué salir huyendo?”


Gran Boulevard (antigua denominación) no. 2123 entre 4ta y Entrada, Country Club. La casa está enclavada en un terreno de 10 mil metros cuadrados. La casa ocupa 852 metros cuadrados. Fue construida en 1953. El arquitecto fue Rafael de Cárdenas. En una ocasión, un embajador le ofreció a Chinie comprarla en 5 millones de dólares “si estuviera dispuesta a venderla”.En la citada entrevista, ella precisaba: “Los pisos son de Botticino italiano, los baños son de mármol, hasta el techo; las maderas son de la mejor calidad, y está en perfectas condiciones…”

Laura Gómez de Tarafa, Chinie, murió en Cuba el 30 de agosto de 2002. La casa no. 2123 sigue perteneciendo a la familia.

Al frente de la casa de Chinie esta la antigua vivienda de su madre Laura Tarafa Govín.

domingo, 17 de mayo de 2009

CINE LA RAMPA DE LA HABANA.


Por: Lázaro Sarmiento

El cine de Ensayo La Rampa forma parte casi a diario de mis rutas visuales pues vivo a unos cien metros de esta instalación de la calle 23 en el Vedado. Hoy observé que están cambiando las planchas de mármol que cubren una parte de su fachada. Se trata de un necesario retoque de maquillaje en la sala inaugurada en enero de 1955 con el propósito de exhibir filmes de reconocidos valores artísticos.

La Rampa fue uno de los primeros cines en pasar al control del Gobierno Revolucionario. El 11 de noviembre de 1959 la Compañía Operadora de Espectáculos La Rampa S.A. y su moderno cine fueron intervenidos por la Resolución 1104 del Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados.

La Compañía que controlaba La Rampa era propiedad de Francisco G. Cajigas García del Prado, Luis Humberto Vidaña Guasch, José Miguel Arado de la Cruz y Buenaventura F. Dellundé Puyáns. Todos tenían empresas que iban desde arroceras y fincas ganaderas hasta valiosas minas de manganeso y hierro. En muchos casos, esos negocios prosperaron gracias a relaciones políticas y a turbios manejos con Fulgencio Batista.

Para embarcar sus minerales por Oriente, Francisco Cajigas se valía de influencias con autoridades gubernamentales, entre ellas el Gral. Alberto Río Chaviano a quien pagaba $5 0000 mensuales. Y Cajigas contribuyó a la campaña presidencial de Batista con $100 000 en efectivo. Esta suma se la entregó personalmente al militar en el campamento de Columbia (Ver: Los Propietarios de Cuba 1958, de Guillermo Jiménez.)

Otro de los dueños del cine La Rampa, Buenaventura Dellundé Puyáns, era político y propietario del Bufete Dellundé que tenía sus oficinas en el Edificio Bacardí. Fue representante a la Cámara de 1948 a 1952.

En el cine La Rampa se estrenó el 30 de diciembre de 1960 Historias de la Revolución, de Tomás Gutiérrez Alea, el primer largometraje de ficción realizado por el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos, ICAIC, fundado en marzo de 1959.

La Rampa: 900 butacas.


viernes, 20 de febrero de 2009

Música cubana: cincuenta canciones.

Por: Lázaro Sarmiento

La mirada del blog se detiene hoy en Cincuenta canciones en años de Revolución. Selección, notas biográficas y presentación de Radamés Giro e Isabel González Sauto. (Editorial José Martí, 2008). Este es uno de los títulos lanzados en la Feria Internacional del Libro Cuba 2009.

El volumen incluye, por orden alfabético de los autores, las cincuenta canciones siguientes:


- La Lupe (Juan Almeida)
- Sábanas blancas (Gerardo Alfonso)
- Son los sueños todavía (Gerardo Alfonso)
- Imágenes (Frank Domínguez)
- Para Bárbara (Santiago Feliú)
- Créeme (Vicente Feliú)
- Lo feo (Teresita Fernández)
- Romance de la niña mala (Pedro Luis Ferrer)
- Lo material (Juan Formell)
- Girón: la victoria (Sara González)
- Como un milagro (Juanito Márquez)
- Mis veintidós años (Pablo Milanés)
- Si el poeta eres tú (Pablo Milanés)
- Yolanda (Pablo Milanés)
- Canción por la unidad latinoamericana (Pablo Milanés)
- El breve espacio en que no está (Pablo Milanés)
- Mi vivo en una sociedad perfecta (Pablo Milanés)
- Yo me quedo (Pablo Milanés)
- Para una imaginaria María del Carmen (Noel Nicola)
- Es más, te perdono (Noel Nicola)


- Adiós, felicidad (Ela O’Farrill)
- Acuérdate de abril (Amaury Pérez)
- Andes lo que andes (Amaury Pérez)
- No lo van a impedir (Amaury Pérez)
- Canción de un Festival (César Portillo de la Luz)
- Son al son (César Portillo de la Luz)
- Hasta siempre, Comandante(Carlos Puebla)


- Hoy mi Habana (José Antonio Quesada)
- Solamente una ventana (Ángel Quintero)
- Canción de los CDR (Eduardo Ramos)
- Su nombre es pueblo (Eduardo Ramos Montes)
- Qué manera de quererte (Luis Ríos)
- Cuba va (Silvio Rodríguez)
- La era está pariendo un corazón (Silvio Rodríguez)
- Te doy una canción (Silvio Rodríguez)
- Pequeña serenata diurna (Silvio Rodríguez)
- Rabo de nube (Silvio Rodríguez)
- El dulce abismo (Silvio Rodríguez)
- Unicornio (Silvio Rodríguez)
- Por quien merece amor (Silvio Rodríguez)
- El necio (Silvio Rodríguez)

- Cita con ángeles (Silvio Rodríguez)
- Siempre es 26 (Martín Rojas)
- ¡Cuba, qué linda es Cuba¡ (Eduardo Saborit)
- Se fue (Raúl Torres)
- Candil de nieve (Raúl Torres)
- Llora (Marta Valdés)
- Canción eterna de la juventud (Marta Valdés)
- Habáname (Carlos Varela)
- Lo que me queda por vivir (Alberto Vera)

Los autores con más títulos son: Silvio Rodríguez, 10; Pablo Milanés, 7; Amaury Pérez, 3 ; Gerardo Alfonso, 2 ;Noel Nicola, 2; César Portillo de la Luz, 2 ; Eduardo Ramos, 2, y Raúl Torres, 2 .

“Estas cincuenta canciones en años de Revolución, representan momentos de la vida de los cubanos durante este período, momentos gloriosos, heroicos, alegres, tristes, de fundación o de pérdidas. Algunas de ellas son actos de fe, otras de celebración o duelo, de amor o desamor, todas fueron hitos y a la vez son obras de gran valor intrínseco, en lo poético y en lo musical.” (Radamés Giro)

Constatar que recuerdo cuando se estrenaron muchas de estas canciones, no me hace pensar en la música escuchada sino en los años vividos.

martes, 16 de diciembre de 2008

Publican en La Habana: Batista. Últimos días en el poder.
Por: Lázaro Sarmiento

Título: Batista. Últimos días en el poder. Autores: José Luis Padrón y Luis Adrián Betancourt. Ediciones Unión. La Habana, 2008.

“Con el renuevo de las generaciones y la vuelta de hoja de la historia, la memoria popular se va disipando y quedan en el olvido muchas glorias y heridas. Aquí se cuentan, en tercera persona, las interioridades de los hombres y mujeres que fueron protagonistas del ocaso de una cruenta tiranía: Fulgencio Batista y Zaldívar (1952-1958), quien durante muchos años, de una manera u otra, rigió los destinos de Cuba”.

Así escriben los autores de este volumen que, sin dudas, va a suscitar el interés en la Isla y en el extranjero. Los de allá están empeñados en diseñar un Batista diferente al real. Los de aquí ofrecen datos y relatan acontecimientos que sitúan al siniestro personaje en su justo contexto. Y en medio de las interpretaciones hay millones de lectores jóvenes que crecieron lejos de la historia.

“Las conspiraciones de última hora, las traiciones inesperadas, el súbito pánico de muchos usurpadores, los intentos fallidos de los norteamericanos por abortar la naciente revolución, la insólita intromisión de un dictador vecino…la cobarde y precipitada fuga del tirano, las insospechadas y audaces acciones militares del jefe del ejército rebelde, el joven político revolucionario Fidel Castro, las acciones guerrilleras de Che Guevara, Raúl Castro, Camilo Cienfuegos y otros legendarios comandantes rebeldes, la resistencia casi suicida de hombres y mujeres de la clandestinidad en pueblos y ciudades del país…” Estos son algunos de los contenidos que los editores adelantan en la contraportada de la obra.

Fulgencio Batista y Zaldívar, el máximo responsable del asesinato de miles de cubanos durante su último gobierno, nació el 16 de enero de 1901 en el reparto La Gloria, en Banes, Oriente. Murió de un infarto cardíaco en una villa de Marbella en la costa mediterránea de España, el 6 de agosto de 1973.

En los Anexos de Batista. Últimos días en el poder se incluyen reveladores documentos, fotos y mapas. Entre ellos una fotocopia de la Nómina de la asignación mensual con la que el dictador agasajaba a editores y periodistas del país. Los fondos salían directamente de su despacho presidencial.

El lector también encontrará Aquellos días finales de la guerra (31 de diciembre de 1958). Versión del Comandante Fidel Castro, recordando los días finales de la guerra. Tomado de una copia del texto del periódico Granma. La Habana, viernes 1 de enero de 1993.

En los documentos anexos sobresale el texto del discurso de Fidel en la noche del primero de enero de 1959, pronunciado desde el balcón del Ayuntamiento de Santiago de Cuba.

Es poco lo que puedo decirles por el momento de este libro de 631 páginas que fue presentado hoy martes 15 de diciembre en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, UNEAC, en La Habana. En el evento participaron los autores, editores, periodistas, historiadores, ejecutivos de la UNEAC y diversas personalidades interesadas en el tema.

Me acostaré muy tarde todas las noches de esta semana, buceando en las páginas de Batista. Últimos días en el poder, porque, entre otras razones:”No se puede contar la historia americana posterior a 1958 prescindiendo de aquel diciembre cubano.”
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