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domingo, 3 de febrero de 2013

COMPRO VIDAS.



Por: Lázaro Sarmiento

Necesitaría varias de las siete vidas de un gato para concluir todos los libros que me gustaría leer antes de irme para siempre a un  rincón invisible del universo.   Esta tarde mientras buscaba Ejercicios para hacer de la esterilidad virtud, del irónico y eminente escritor Antón Arrufat, me vinieron a la mente algunos de los primeros libros que, recuerde yo, llegaron a mis manos. Creo que mi primera biblioteca estuvo conformada por:

1.- El Libro de Oro de la CMQ, 1959.
2.-Así es mi país, de Antonio Núñez Jiménez.
3.-Selecciones del Reader s Digest.
4.-El reposo del guerrero, de Rochefort Christiane
5. Varios números de Mecánica Popular.
6.-El Álbum de "postalitas” de la Revolución Cubana.
7.-Libro de Lectura (5to o 6to grado, editado en algún país latinoamericano).
8.-Los 500 millones de la Begún, de Julio Verde. (Nunca terminé su lectura)
9.-Y el Atlas Geográfico Mundial de Bolsillo. (Praga, 1963)

De cada uno, recuerdo un texto, algunas imágenes, un dato, o la curiosidad con la que eran hojeados. No sé ni cómo tempranamente llegué a El reposo del guerrero. Pero, me impactó la manera en que la joven descubre el cuerpo desnudo del guerrero tirado sobre la cama. Una descripción que desde entonces he  recreado un millón de veces en mi imaginación.




Fotos: Con la maestra Martha en la graduación de sexto grado. Escuela Rubén Martínez Villena, de Luyanó.

jueves, 21 de mayo de 2009

NAVEGANDO EN EL QUEEN MARY.


Por: Lázaro Sarmiento

Jumbo era un elefante oriundo de Abisinia que después de ser mostrado en París, Londres y Estados Unidos murió atropellado por una locomotora. También se hablaba del barco más grande (Queen Mary) y de los edificios más altos del mundo (Empire State, entonces), así como de una excursión al campo en automóvil dirigida por el tío Felipe… Esto es lo que nunca he olvidado del libro de lectura general para niños descubierto en un closet de la casa de mi abuela (otra vez la casa de Santos Suárez, siempre sale en los escenarios felices). No puedo afirmar que ese fuera el primer libro que leí en mi vida, pero sí es el más antiguo que recuerdo.

Ya se sabe, donde la memoria falla, la imaginación trabaja.

Otro de aquellos primeros libros fue Así es mi país, de Antonio Núñez Jiménez, con un dibujo que me impresionó muchísimo: el mapa de Cuba atravesado por flechas que indicaban las rutas de los ciclones que habían azotado la Isla. Los 500 millones de la Begun, de Julio Verne, y El último de los Mohicanos, de Fenimore Cooper, también estaban en mi biblioteca infantil. Ahora vuelvo a esos libros con la ilusión del artista que reconstruye su antiguo teatro de sombras chinescas.
Luego llegaron los libros mayores. Aunque, como decía Lezama, “cualquier buen libro leído es el libro mayor. O cualquier buen libro es el libro, porque mayor es un grado bélico que le sobra a la lectura”.
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