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domingo, 6 de diciembre de 2009

NUEVO VEDADO, ENTRE ABRAZOS Y POSTALES

Por: Lázaro Sarmiento

Salgo de Los abrazos rotos con deseos de caminar por el Nuevo Vedado mientras espero la próxima película del Acapulco, una de las salas de proyecciones del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana. Me atrae una casa verde, tramposamente familiar, representativa de las residencias de la pequeña burguesía cubana de los años cincuenta , al igual que otras muestras del barrio, incluidos el cine, el supermercado, la gasolinera, la jardinería; postales de lo que se consideraba moderno en la capital cubana en la segunda mitad del pasado siglo. Algunas veces aparece esta vivienda en mis viajes en la máquina del tiempo. No conozco a sus actuales inquilinos pero de niño estuve en su interior y llegué hasta la cocina (que era un set de televisión).

A la casa verde la recuerdo por un episodio mínimo de mi infancia.

Un día, el esposo de una de mis tías me trajo de visita a esta residencia que ahora contemplo desde la acera de enfrente y en la cual vivían en aquella época sus familiares. Los antiguos propietarios habían salido el país en los primeros tiempos de la Revolución pero en las agarraderas de los estantes de la cocina permanecían dibujadas las iníciales de sus nombres: N S y J A. Normita Suárez y Jesús Albariño constituían una pareja de actores de la radio y la televisión, cuyos nombres escuché mencionar varias veces a las personas que habitaban entonces la casa. A la gente le gusta establecer una familiaridad irreal, chismográfica, con todo lo relacionado con los artistas famosos.

De pronto mi tío político abrió el amplio refrigerador, y como en un set de televisión, me preguntó si quería tomar yogurt. Y a mis oídos infantiles esa palabra les sonó gustativa, tentadora, mágica, por una única razón: yo nunca había ingerido aquel lácteo que en los minutos siguientes iba a resultar delicioso a mi paladar, servido con cubitos de hielo en una lujosa copa de bacarat, otra vez, como en televisión. Fue así que el descubrimiento del yogurt convirtió esta casa en una de las fachadas inolvidables de mi infancia, aunque siempre un lugar ajeno. Pero ya es hora de que deje de mirar y fotografiar esta cuadra del Nuevo Vedado porque comienzo a llamar la atención de los vecinos y pueden pensar que soy un espía internacional.

Me alejo como forastero en los escenarios de mi memoria.



Imágenes del Nuevo Vedado: El cine Acapulco, residencia típica de esta zona de La Habana, la Avenida 26 y público esperando función en la citada sala. Fotos: Lázaro Sarmiento.

martes, 18 de noviembre de 2008


En un jardín siempre están pasando cosas.


Kazuyo Sejima (Japón, 1956) es una arquitecta de fama mundial que vive en el centro de Tokio. Hace unos días le preguntaron en Barcelona si ella había diseñado su casa:

-“No. Hubiera sido difícil y caro levantar una casa en Tokio, donde no hay apenas suelo. Pero soy una persona que necesita flores y algún árbol cerca. Por eso he buscado tener un jardín, aunque sea muy pequeño. Tengo cuatro árboles: un limonero, un manzano, un arándano y un naranjo chino en apenas tres metros.”

Kazuyo Sejima comenta que cuidar ese pequeño jardín le hace bien:
-“Además, es muy interesante observar los árboles y las plantas. Las flores no sólo son bonitas, cambian continuamente. Los insectos también son interesantes. En un jardín, por pequeño que sea, siempre están pasando cosas… Un jardín hay que regarlo cada día. Y mientras lo riegas, lo miras.”

El escritor Haruki Murakami (1949) y la arquitecta Kazuyo Sejima son dos personas de Japón que me interesan muchísimo. Ambos son globales. Kazuyo me fascina por su concepción del diseño y por su filosofía de la vida.
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